Nueva Generación nace el año 2000, con el propósito de alejar a niños, niñas y adolescentes de las pandillas y de la violencia en las calles.  En sus inicios, lideraba ligas de fútbol en la comunidad, principalmente en la temporada de vacaciones, así los niños, niñas y adolescentes podían participar de manera gratuita y accesible a un espacio saludable, dándole un uso productivo a su tiempo libre.

Poco a poco, se fueron integrando actividades sociales y culturales, enfocadas en los valores éticos y morales a la oferta programática de la organización.  Con el aumento de las actividades de Nueva Generación, las nuevas alianzas estratégicas y algunos patrocinadores de la empresa privada, era propicia la ocasión para dar el paso que nos llevara del activismo a la sostenibilidad, es así como en el 2005, presentó ante el Ministerio de Desarrollo Social un proyecto para la creación y funcionamiento de centros de comunitarios de atención a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en corregimientos vulnerables, los cuales se mantienen hasta la actualidad, sosteniendo una alianza centrada en la protección de la niñez.

Actualmente, opera en tres centros de atención Integral ubicados en Barraza – El Chorrillo, Curundú y Santa Ana, un Centro Cultural y un Centro Computacional, también en El Chorrillo, integrados por trabajadores sociales, psicólogos, educadores, tutores y personal de apoyo, proveen los servicios de atención integral  y actividades dirigidos a niños, niñas y adolescentes.

Nueva Generación, con su experiencia de 24 años, se ha convertido rápidamente en una respuesta integral de desarrollo humano en beneficio de las comunidades más vulnerables y en desventaja social. Su intervención se basa en un modelo de organización que sirve a la comunidad e incentiva la participación directa de los propios niños, niñas y adolescentes.

La intervención de Nueva Generación en la comunidad busca brindar una propuesta de intervención preventiva a comunidades urbanas en condiciones de vulnerabilidad social y afectadas por la violencia, que sea capaz de transformar espacios urbanos más seguros y capaces de iniciar y sostener procesos incluyentes, tolerantes, vinculantes y propositivos propios de la cultura de paz, vivencia del concepto de ciudadanía, así como la experiencia individual y colectiva del niño o niña como sujeto de derechos y responsabilidades.